Gracias.

Hoy he elegido escribirte a ti. A la que acompaña mi soledad en los días malos, la que consuela mis lágrimas cuando las penas me invaden. La que aleja mis males sin pedir nada a cambio. Te he elegido a ti porque hoy no es un día en el que me apetezca otra cosa más que llorar. A ti porque eres mi única amiga que no se va a medio camino. La que me hace sacar mis sentimientos, sean buenos o malos. La única que consigue hacerme olvidar que no existe la paz sin guerra, el amor sin odio, la sonrisa sin lágrimas y la felicidad sin tristeza. Eres la única que sació el hambre en tiempos de guerra. Mi compañera viajera que no deja que escriba sin ella. La que crea el odio ajeno en amor propio. Una sabia consejera. La única que me da confianza en mi misma para expresar lo que llevo dentro. Te escribo a ti, amiga, que me acompañas hoy e invades mi corazón. La que para el tiempo, toca el cielo y a la que no vemos.

Todo por ti. Gracias, querida inspiración.