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martes, 6 de mayo de 2014

Aquel olor amargo en la mañana indicaba que todo seguía igual. Nada había cambiado desde aquella noche donde el insomnio se había decidido a regresar después de aquella despedida tan egoísta. Pero aquel olor a almendras mojadas y a café recién hecho no sólo indicaba que todo continuaba en su curso habitual, aseguraba que nada volvería hacia atrás.